Templo Naritasan Shinshoji – Narita

Templo Naritasan Shinshō‑ji – El santuario del Fudō que abraza al viajero desde el primer aterrizaje

Historia y contexto cultural

Apenas diez minutos después de recoger la maleta en el Aeropuerto Internacional de Narita, el viajero puede sumergirse en un Japón de incienso, tambores taiko y cedros centenarios. El Templo Naritasan Shinshō‑ji no es un simple alto antes de llegar a Tokio: es un microcosmos espiritual que late desde hace más de mil años, un lugar donde la furia protectora de Fudō Myō‑ō convive con la serenidad de jardines paisajísticos, pagodas multicolores y una avenida comercial que huele a anguila asada y cacahuetes locales. Aquí, el jet‑lag se disuelve al ritmo del ritual goma—llamas purificadoras, sutras cantados y el golpe del tambor que hace vibrar el pecho.

  • Fundación (940 d.C.): el monje Kanjo Daisōjō trajo una imagen de Fudō Myō‑ō para aplacar la rebelión de Taira no Masakado. Tras la victoria imperial, la estatua se instaló en este monte boscoso, y el lugar se convirtió en centro de devoción.

  • Escuela: pertenece a la rama Chisan del budismo Shingon, famosa por sus rituales esotéricos y el uso del fuego como símbolo de transformación.

  • Patrimonio: varias estructuras—la Puerta Niōmon (1830), la Pagoda de Tres Pisos (1712) y el Shaka‑dō (1858)—están catalogadas como Bienes Culturales Importantes.

  • Relación con el kabuki: los actores de la familia Ichikawa Danjūrō han patrocinado el templo durante siglos; aún hoy se exponen tablas ema con su mon (emblema familiar) y se celebran ofrendas especiales ligadas al teatro kabuki.

  • Resonancia contemporánea: recibe unos diez millones de peregrinos al año; la multitud más grande llega el 1‑3 de enero para el Hatsumōde (primera visita del año).

Qué ver: Templo Naritasan Shinshoji

Templo principal (Daihondō):
Es el corazón espiritual del complejo. Allí se celebra el ritual goma, una ceremonia de fuego donde los monjes recitan sutras mientras las llamas purifican los deseos escritos en tablillas. Es una experiencia intensa que conecta al visitante con el aspecto más esotérico del budismo Shingon. El edificio actual fue completado en 1968, pero mantiene la arquitectura clásica japonesa, con techos curvados y amplios espacios para los fieles.

Niōmon (Puerta de los guardianes):
Es la entrada principal al recinto, flanqueada por dos estatuas colosales que representan a los guardianes del templo. Esta puerta fue construida en 1830 y es un excelente ejemplo de arquitectura del periodo Edo. Sobre la puerta cuelga una enorme linterna roja con caracteres que invitan a la buena fortuna.

Shaka-dō:
Antiguo salón principal del templo, data de 1858. Está dedicado al Buda histórico (Shakyamuni) y es una joya arquitectónica con tallados y pinturas que relatan escenas de su vida. Hoy funciona como salón ceremonial secundario y a veces se realizan conciertos de música budista tradicional en su explanada.

Pagoda de Tres Pisos:
Construida en 1712, es una de las estructuras más bellas del complejo. Pintada en colores vivos y con una decoración minuciosa de fénix, dragones y escenas celestiales, representa el cielo, la tierra y el ser humano en armonía. Está catalogada como Bien Cultural Importante y tiene una elegancia que recuerda a los templos de Kioto.

Gran Pagoda de la Paz:
Una estructura moderna, construida en 1984, que alcanza los 58 metros de altura. En su interior se encuentran mandalas budistas gigantes y relicarios sagrados traídos desde Sri Lanka. En la parte superior hay un pequeño salón de meditación y balcones desde donde se obtienen vistas únicas del parque.

Salón Goma-dō:
Espacio sagrado donde se celebra el ritual del fuego sagrado cada hora. El visitante puede participar y presenciar cómo se invocan mantras al ritmo del tambor taiko, mientras se queman tablillas con pedidos personales. El sonido del tambor y el aroma del incienso llenan todo el espacio, generando una experiencia inmersiva.

Parque Naritasan:
Un jardín paisajístico de más de 16 hectáreas con estanques, puentes, caminos de piedra y senderos rodeados de árboles de arce, ciruelos y cedros. Es perfecto para pasear en cualquier época del año. En febrero florecen los ciruelos (ume) y en otoño, el parque se cubre de hojas rojas y doradas que lo convierten en uno de los mejores lugares para ver el momiji cerca de Tokio. En su interior también se encuentra un museo de caligrafía japonesa.

Calle Omotesandō:
Antes de llegar al templo, el visitante camina por una calle tradicional de casi un kilómetro llena de tiendas de artesanías, cuchillos, dulces típicos, puestos de comida y restaurantes centenarios. Es el lugar perfecto para probar la famosa anguila kabayaki, comprar amuletos o disfrutar de un helado de té verde.

Cómo llegar y moverse
  • Desde el Aeropuerto Internacional de Narita (NRT):

    • En tren: tomar la línea JR Narita o Keisei hasta la estación Narita, el trayecto dura menos de 15 minutos.

    • Desde la estación, se llega caminando al templo en unos 10 minutos por la calle Omotesandō.

  • Desde Tokio:

    • En tren JR Sobu Line (rápido) o Narita Express desde la estación Tokyo o Shinjuku (entre 1 hora y 1:30 hs).

    • También se puede usar la línea Keisei desde Ueno o Nippori, ideal para quienes tienen el Japan Rail Pass.

  • Moverse en la zona:

    • Todo el recorrido del templo y sus jardines es peatonal.

    • Se pueden alquilar bicicletas en la estación de Narita para explorar la ciudad o visitar otros sitios cercanos como el Museo de la Aviación.

    • Hay autobuses locales que conectan con otras zonas de Chiba, el lago Imba y templos rurales poco conocidos.

Gastronomía local

El plato estrella de Narita es la anguila kabayaki (unagi), cocinada a la parrilla y glaseada con salsa dulce de soja. El aroma invade toda la calle Omotesandō, y es una experiencia obligada para los visitantes.

Recomendaciones:

  • Kawatoyo: restaurante clásico, donde se puede ver cómo filetean y cocinan la anguila a la vista del público.

  • Surugaya: otro favorito local con una historia de más de 200 años.

  • Nagomi Yoneya: famoso por sus dulces de maní, especialmente el manju relleno de pasta dulce con cacahuete, especialidad de Chiba.

  • Edokkozushi: pequeño restaurante donde se sirve una sopa tradicional llamada Narita zōsui, un arroz guisado con caldo de anguila.

  • Helados de matcha y yuzu: disponibles en distintos puestos a lo largo del camino hacia el templo.

Dónde alojarse
  • Hoteles de lujo cercanos al aeropuerto:

    • Hilton Tokyo Narita Airport: con servicio gratuito de traslado y comodidades premium.

    • ANA Crowne Plaza Narita: excelente vista a la pista y buen restaurante.

  • Opciones boutique / ryokan:

    • Wakamatsu Honten: justo frente al templo, con estilo clásico japonés y cena kaiseki.

    • Narita View Hotel: tiene onsen y habitaciones con vistas al bosque.

  • Alojamiento económico:

    • Narita Sando Guesthouse: estilo mochilero, económico y bien ubicado.

    • International Garden Hotel: ideal para quienes buscan comodidad simple sin gastar mucho.

  • Opciones únicas:

    • Shukubō (hospedaje en templo): disponible en ocasiones especiales, con opción a meditación zazen por la mañana.

    • Glamping rural cerca de Narita Farm Village: para quienes buscan desconexión total entre arrozales.

Consejos prácticos para los viajeros
  • Mejor época para ir:

    • Finales de marzo a comienzos de abril: florecimiento de cerezos.

    • Mediados de noviembre: follaje otoñal espectacular.

    • Primeros días de enero: ritual de Hatsumōde, con más de medio millón de visitantes.

  • Qué llevar:

    • Calzado cómodo que se pueda quitar (en muchos templos hay que entrar descalzo).

    • Paraguas pequeño.

    • Ropa por capas (en primavera y otoño las temperaturas pueden cambiar bastante durante el día).

  • Clima:

    • Invierno suave (mínimas de 3°C); verano húmedo y caluroso (30°C).

    • El parque es agradable incluso en días lluviosos gracias a sus senderos bien mantenidos.

  • Otros tips:

    • Participá del ritual goma, incluso si no sos budista: es abierto a todo público.

    • Si vas con poco tiempo entre vuelos, el templo es la mejor escapada cultural exprés desde el aeropuerto.

    • Hay lockers en la estación de Narita para dejar valijas o mochilas.

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